Modelo pedagógico

PALABRAS DE MARTA CALVO (Directora Fundadora)

INTRODUCCIÓN

En la escuelita se privilegia en el niño su potencial y su necesidad de expresión, que se evidencian en el juego.

Juego y arte o el arte como juego conforman la dinámica del taller ajustada a los tiempos y los espacios que el proceso evolutivo y de crecimiento del niño requieren. Evolución y crecimiento que, básicamente, es social, donde el otro, el par, ocupa un lugar fundamental. Aquí nace una cultura que posee sus propios códigos, desde la mera descarga egocéntrica de su primera adaptación hasta la simbolización, desde el hacer concreto hasta la conceptualización.

El niño en su identidad sensorial, es cuerpo que siente y al sentir piensa y memoriza, descubriendo y descubriéndose, siempre a partir de su propia experiencia.

Nacen entonces alternativas tendientes a la articulación entre la cultura que el niño genera – y le es propia- y la contención pedagógica con la que se lo educa, respetándolo y estimulándolo.

La concepción expresión – aprendizaje da respuesta a la necesidad de integración que requiere el desarrollo de la persona humana para expresarse, comunicarse y trascender. Se conceptualiza a través del hacer concreto, se goza el proceso de ese hacer y se arriba a un resultado esencialmente comunicativo, que ilumina el mundo que lo circunda y la cultura que lo alberga.

La posibilidad de percibir, de contemplar y de asimilar en la acción con los otros es la primera facultad a desarrollar en el aprendizaje. Se puede decir que una estimulación perceptiva adecuada al momento evolutivo es el núcleo del aprendizaje.

METODOLOGÍA

Taller

El taller es un lugar de encuentro de todos los días, donde el hacer y la reflexión dan forma a lo cotidiano. En La Escuelita se agrupan por edad. El concepto de taller alude a una dinámica de trabajo, a una manera de entender el aprendizaje. Es una dinámica fundada en la interacción, donde se aprende a cooperar conviviendo.

Se adquieren hábitos, conductas éticas individuales y grupales. Cuando van al taller, los chicos dicen que van a trabajar. Trabajo, placer y aprendizaje están íntimamente asociados.

La Ronda

En La Escuelita los grupos inician y cierran sus actividades de cada día con una ronda. La ronda de bienvenida es el reencuentro cotidiano, un momento en el que los chicos aprenden a descubrirse y a descubrir su medio contando lo que les pasa o les ha pasado a los demás, el juguete que les compraron, el paseo del domingo, la comida especial de mamá o papá o la pelea con el hermano. En el intercambio crece la conciencia de la vida cotidiana, se aprende a verbalizar las propias experiencias y a escuchar con interés las de los demás compañeros. Sus miedos, sus afectos, sus ganas. El grupo recibe confidencias. La ronda abunda en momentos muy ricos que se completan con canciones, cuentos o juegos propuestos por el maestro o por los mismos chicos.

La Plástica

La consigna del maestro: ¡AI taller! es recibida con entusiasmo. Los miembros del grupo saben que es el momento de trabajar, de jugar trabajando con los materiales de plástica. La experiencia es cotidiana. Los materiales despiertan de por sí suficiente interés como para inducir al niño a investigar, a tocar, manipular, probar qué cosas se pueden hacer. Es en este sentido que actúa el maestro: creando un estado general de disposición para que cada miembro del grupo pueda concentrarse en su propio trabajo y la experiencia se convierta en algo vital.  A partir del momento en que los chicos buscan naturalmente representarse y representar el mundo exterior, el adulto comienza a sugerir ocasionalmente, a través de conversaciones, dramatizaciones, observaciones o lectura de cuentos, temas de trabajo que los chicos pueden desarrollar plásticamente.

El adulto siempre sugiere, jamás impone.

El juego Libre

Cada período de trabajo en los talleres es seguido por otro de juego libre.

Los chicos salen al patio y juegan espontáneamente con sus compañeros en el arenero. Desenvolviéndose en un espacio que les permite dramatizar, ejercer destrezas y habilidades, fantasear. Trepan, saltan, festejan cumpleaños con tortas inventadas, se convierten en superhéroes o en heridos de guerra, son de pronto una mamá, un papá. Las posibilidades son ilimitadas. Muchas veces el maestro propone actividades. Lo que siempre hace es observar con atención la interacción espontánea de los chicos, interviniendo cuando es necesario.

La Música

El grupo se reúne dos veces por semana en el taller de música. La Escuelita propone en esta área desarrollar todas las posibilidades musicales de los chicos. El maestro alienta ese desarrollo constantemente: en lo vocal, a través de canciones, ecos hablados, exploración de ruidos producidos por la voz; en lo auditivo, a través de juegos y ejercitaciones que enriquecen el discernimiento, y en lo rítmico a través de ecos, acompañamientos y búsqueda de nuevas expresiones sonoras con el cuerpo. El maestro inicia además a los miembros del grupo en el conocimiento y manejo de instrumentos de percusión, el toc-toc, el triángulo, el chin-chin, el pandero, la pandereta, la cajita china, las maracas, el güiro, los platillos, el xilofón y el sistro, donde el desarrollo auditivo se coordina con el motor y los familiariza con los dos instrumentos que él ejecuta: el teclado y la guitarra.

Expresión Corporal

También son dos por semana las clases de expresión corporal y juegos dramáticos. Se propone estimular a los chicos en el desarrollo de su propio lenguaje corporal, su capacidad para expresar emociones, sentimientos e Ideas. Los niños estructuran las nociones espaciales, aprendiendo a conocer y a usar el espacio en sus distintas posibilidades. Las clases giran alrededor de temas específicos que permiten trabajar los distintos aspectos de la actividad corporal, saIvaguardando y apuntalando siempre las posibilidades creativas y de comunicación que tienen naturalmente los niños.

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