El taller de cinco es el corolario de todo el aprendizaje que el niño/a ha realizado a lo largo de su crecimiento en el jardín.
En este momento se afianza el trabajo compartido, y se conforman como grupo, su conciencia singular y social se profundiza.
A los cinco años ha logrado el esquema corporal propio, se representa solo, con otros, en un entorno determinado, ha establecido relaciones con todo lo que lo rodea, tiene nociones temporales, espaciales, numéricas. En un principio el ordenamiento de sus dibujos estará sujeto a su afectividad. Una casita, un árbol, una nena, no se relacionan por leyes de proporciones externas, sino internas. Una nena puede ser más o tan grande como la casa o el árbol.
A los cinco años, cuando se incentiva el encuentro con el afuera, se descentrará y naturalmente los elementos de sus dibujos se relacionarán adecuadamente.
El dibujo se transforma en este momento en un verdadero lenguaje de expresión y comunicación visual anterior a la escritura, propio de la cultura de la infancia.
